27 oct 2010

JORDANIA. CAPÍTULO III – CASTILLOS DEL DESIERTO Y MAR MUERTO.


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DÍA 3º – MARTES 05/10/2010

CASTILLOS DEL DESIERTO

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Hoy nos hicieron madrugar un poco más, a las 07:30 nos pasaban a recoger del hotel y tomaríamos dirección hacia el este para visitar los conocidos como “Castillos del Desierto”
Según íbamos saliendo de la ciudad iba cambiando el paisaje hasta que sólo veríamos desierto, la carretera (autopista 40), si la continuáramos hasta el final,  es la que nos llevaría hasta la frontera de Irak y a Arabia Saudí, era bastante recta y en algún tramo muy ancha ya que la tenían preparada como pista de aterrizaje de aviones en caso de emergencia.
 
 
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Paisaje del desierto a ambos lados de la Autopista 40

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Autopista 40 hacia los Castillos del Desierto

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Visitaríamos los tres más representativos de los muchos castillos que aún hoy se encuentran en diferentes estados de conservación.
 
 
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Estos castillos, construcciones de los siglos VII al XI, eran utilizados unos como caravaserais (albergues o refugios en Oriente destinado a las caravanas), otros como pabellones de descanso y algunos de ellos como fuertes militares para la defensa de sus territorios.
Pasamos de largo el primero de todos, el de Qasr Al Kharanah, que veríamos al final y nos dirigimos al de “Quseir’Amra”, que se encuentra exactamente a 83,6 kmts. desde nuestro hotel en Amman. Serían las 08:30 cuando llegamos al primer castillo con la paradita de rigor para los baños y la “jaima suvenir” que no pueden faltar.
Creo que se paga entrada pero no veo a nadie que las controla, de todas maneras nosotros teníamos incluidas estas visitasen nuestra excursión. Este castillo, a pesar de ser el más pequeño, es el más importante de todos, por los valiosos frescos que más abajo veréis.
 
 
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El castillo fue utilizado como lugar de veraneo por el califa o por sus príncipes, para el deporte y el placer. Se recubrió por frescos que describen escenas de caza (de mamíferos ya extintos en Oriente Próximo por el exceso de caza), frutos y mujeres (desnudas o semidesnudas, llamativo en un país árabe). También contiene un sistema termal dividido en tres partes, de influencia romana.
En el año 1985 fue declarado Patrimonio de la Humanidad, los proyectos de restauración está en marcha, ya que muchos frescos han sido dañados con grafitis.
 
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Castillo Quseir’Amra

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Castillo Quseir’Amra

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Castillo Quseir’Amra
                                                                    
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Castillo Quseir’Amra          
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Frescos del Castillo Quseir’Amra

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Frescos del Castillo Quseir’Amra

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Frescos del Castillo Quseir’Amra

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Frescos del Castillo Quseir’Amra
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Frescos del Castillo Quseir’Amra

A 30 kmts. del anterior se encuentra el siguiente castillo, el de Qasr Al Azraq”, también llamado la Fortaleza azul, situado a las afueras de la ciudad de Azraq.
El castillo, tiene una estructura cuadrada de 80 metros de lado. En el interior hay un gran patio, en cuyo centro hay una mezquita de la época omeya. En cada esquina hay una torre oblonga. En la entrada principal, así como en otro salón del interior, hay una losa de granito a modo de puerta que se abre a un vestíbulo. Cada una de las losas de la puerta pesa una tonelada, pero las hojas se abren con facilidad gracias a las bisagras untadas con aceite de palma. La razón es que no hay madera en las cercanías, salvo las palmeras.
La importancia de este lugar se halla en el oasis de Azraq, la única fuente de agua permanente en unos 12.000 kilómetros cuadrados de desierto.
Dado su antigüedad, ha sido un castillo habitado por distintos pueblos: nabateos, romanos, bizantinos, omeyas, el el siglo XVI los turcos otomanos y ya en 1917, Lawrence de Arabia estableció aquí su cuartel general para organizar la lucha contra el Imperio otomano. Su oficina aún puede verse encima de la puerta de entrada.
 
 
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Patio interior del Castillo Qasr Al Azraq

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Castillo Qasr Al Azraq

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 Detalles de los techos del Castillo de Qasr Al Azraq

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Castillo Qasr Al Azraq

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Castillo Qasr Al Azraq

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Castillo Qasr Al Azraq

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Castillo Qasr Al Azraq

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Castillo Qasr Al Azraq

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Castillo Qasr Al Azraq

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Castillo Qasr Al Azraq

Y ya por fin llegamos al tercer castillo, el de “Qsar Al Kharraneh”
Se encuentra en medio de una llanura desértica, sobre una pequeña loma de 15 m de altura. Es uno de los primeros castillos construidos por los omeyas en esta región, y aun así se encuentra muy bien conservado, según el guía y con toda la razón del mundo, excesivamente restaurado, se han pasado un poquito con el enfoscado.
Destaca en medio de la estepa desértica con su forma cúbica, de cuatro lados y torres en las esquinas que no superan la altura de las paredes, además de torres semicirculares en el centro de cada fachada y una entrada única. Está hecho con piedras de arenisca unidas con mortero.
Tiene unos 35 metros de lado y en su interior hay un patio rodeado por dos pisos con sesenta habitaciones.
 
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Castillo de Qsar Al Kharraneh
 
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Hay una anécdota con esta familia que veis en la foto (superior derecha). Cuando nos encontrábamos en la parte interior de la entrada del castillo, estábamos todo el grupo desperdigado escuchando atentamente las explicaciones del guía, llegó el señor de blanco solicitando a voces que nos apartáramos para pasar él y su familia, claro que lo dijo en árabe y nos lo tradujo el guía.
Había que ver con la prepotencia que entró por el mismo orden que se ve en la foto y la mujer con el burca sólo se le veían los ojos a través de una rejilla. El comentario del guía fue: “Son turistas de otro país, tontos hay en todas partes”.
 
 
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Castillo de Qsar Al Kharraneh
 
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Castillo de Qsar Al Kharraneh
 
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Castillo de Qsar Al Kharraneh
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Castillo de Qsar Al Kharraneh
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Castillo de Qsar Al Kharraneh
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Castillo de Qsar Al Kharraneh
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Castillo de Qsar Al Kharraneh
Al salir del castillo nos fuimos para el autobús rápidamente para refrescarnos un poco del calor que habíamos pasado en el desierto, así como para esquivar la plaga de moscas que había, moscas pegajosas que muchas se metieron en el bus y nos acompañaron hasta el siguiente destino.
 
MAR MUERTO
Serían sobre las 11:00 de la mañana cuando emprendimos el viaje al destino mas deseado del día, el Mar Muerto, en aproximadamente una hora y media y unos 115 kms de carretera, ya estábamos en el Dead Sea Spa Hotel, aunque es uno de los muchos hoteles donde te puedes hospedar si decides pasar noche en el Mar Muerto, nosotros solo lo utilizamos como lugar con playa privada para acceder a los baños. Aunque su costo es de 15 DJ (sin la comida), nosotros lo teníamos incluido. Se encuentra pegado a la carretera, pero en medio de la nada, lejos de cualquier civilización.
Estaba deseosa de ver cómo era, pues lo que había visto hasta entonces en Internet se limitaba a algún viajero dentro del Mar Muerto con la típica foto flotando leyendo el periódico pero no tenía ni idea cómo era el entorno y el acceso al agua, si como un lago que tiene profundidad desde el principio o como una playa en la que vas entrado poco a poco, si había duchas, hamacas, toallas, en fin, ignorante total en todo cuanto rodeaba a esta excursión.
Nos quedamos gratamente sorprendidos por las bonitas instalaciones que posee, piscinas, restaurante, suvenir, taquillas, alquiler de toallas, vestuarios, duchas, sillas a orilla de playa, etc.
 
Inciso:  El día anterior Nizar nos había comentado las dos únicas excursiones opcionales que ofrecían en este viaje y eran una para esta tarde, ir a Betania a ver el lugar del Bautismo de Jesús, que entre ir, volver y visitarlo, una hora y media aproximadamente y a un precio 25 DJ y la otra era a Israel, para el domingo, y costaba 220 dólares.
No aceptamos ninguna de las dos, la primera sí teníamos interés pero pensábamos hacerla bien el sábado o el domingo que teníamos dos días enteros libres en Amman y no restarle tiempo al Mar Muerto y la segunda nos pareció un viaje largo y precipitado para ser el día de vuelta a España, por los posibles problemas que pudiéramos encontrarnos en las fronteras con los controles de pasaportes, como realmente fue así según nos contaron después los compañeros del viaje que decidieron hacerla.
 
 
Al llegar a las instalaciones del Hotel Dead Sea Spa, como era la hora de comer, nos dirigimos directamente al restaurante, de nuevo nos quedamos gratamente sorprendidos cuando nos dice el guía que ese día teníamos la comida incluida, cuando realmente no decía nada en nuestro programa de viaje.
La comida era buffet, tipo  a la del hotel, no estaba mal pero tampoco para tirar cohetes, nada más terminar de comer, nos dieron tiempo libre para baños y barros hasta la puesta de sol donde a la salida nos reuniríamos todo el grupo.
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Mar Muerto
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Instalaciones del Hotel Dead Sea Spa en el Mar Muerto

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Instalaciones del Hotel Dead Sea Spa en el Mar Muerto

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Instalaciones del Hotel Dead Sea Spa en el Mar Muerto

 
El mar Muerto es un lago salado situado a 416,5 m bajo el nivel del mar entre Israel, Jordania y los Territorios Palestinos. Es de hecho el lugar más bajo de la Tierra, ocupando la parte más profunda de una depresión tectónica atravesada por el río Jordán y que también incluye el lago de Tiberíades.
Tiene unos 76 km de largo y un ancho máximo de unos 16 km; su superficie es aproximadamente de 625 km². Recibe agua del río Jordán, de otras fuentes menores y de la escasa precipitación que se produce sobre el lago.
Es aproximadamente diez veces más salado que los océanos; la salinidad en el resto de los mares es de 35 gramos por litro. En el mar Muerto es de 350 a 370 gramos por litro, por lo que ningún ser vivo habita en él.
Tan elevada salinidad es lo que impide a un ser humano hundirse en sus aguas debido a que la alta densidad ejerce un empuje superior a la del mar, pudiendo flotar sin ningún esfuerzo, característica que le ha hecho mundialmente popular. 
Cuando acabamos de comer,  las mujeres nos fuimos directamente a las tiendas, a ver los cosméticos aunque ya nos había advertido Nizar que era muy cara y que el mismo dueño tenía otra tienda en la carretera camino de vuelta a Amman con lo mismos productos con un 20% de descuento.
Efectivamente eran muy caras y dejamos las compras para la vuelta, lo que sí compramos fue unas pasminas para utilizarlas como pareo por si veíamos que había muchas mujeres árabes muy tapadas y no parecer muy descaradas, que luego no hizo falta porque aunque había algunas de ellas, la mayoría éramos turistas occidentales y todas estaban con bikinis o bañador.
Después nos fuimos al kiosco de la foto de abajo a alquilar unas toallas y unas taquillas, una para los hombres y otra para las mujeres. El precio era de 1 DJ para la toalla y 1,50 DJ para la taquilla (aunque había que entregar 3,5 DJ de depósito, fianza que luego te devolvían al entregar la llave).
Después de la experiencia, si queréis ahorrar algo de dinero, os podéis llevar la toalla aunque sea pequeña del hotel y no tenéis que alquilarla y la taquilla, si vais un grupo y estáis un poco pendiente de las cosas tampoco es necesario pues como hay sillas en la misma orilla de la playa podéis dejar allí las cosas tranquilamente.
 
 
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Trajes de baño de las mujeres árabes
 
Por fin iba a desvelar mi incredulidad de flotar en el mar, a lo mejor para otra persona no es tanta la sensación como para quienes no saben nadar como yo que le tengo pánico al agua y soy incapaz de ponerme horizontal.
Nada más salir de las instalaciones donde están las piscinas, hay duchas de agua dulce y a continuación una pendiente un poco empinada hasta llegar a la orilla. Se recomienda llevar chanclas o zapatillas.
 
 
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Vista panorámica del Mar Muerto

Por fin me metí en el agua, estaba calentita, con lo cual no daba pereza ninguna y había que tener cuidado porque la orilla estaba llena de sal endurecida con pequeñas piedras de diversas estratos de sal que se desprendían. Al principio desconfiaba un poco pero enseguida le cogí el gusto y no había quien me sacara del agua.
Era fantástico, podías hacer tonterías y figuritas sin hundirte. Estaba asquerosamente salada si te caía un poco en la boca y en los ojos había que tener cuidado de no mojártelos, pues aunque no pasa nada, escuece. Sólo una de nosotros, Trini, tuvo que salirse enseguida porque al tener la piel extremadamente sensible escuece y pica sobre todo en antebrazos, corvas, etc.
 
 
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Yo flotando en el Mar Muerto

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Aquí José Antonio y Rafa flotando en el Mar Muerto

Me lo pase bomba, tanto en el agua como fuera de ella , cogiendo piedrecitas de sal yendo a las duchas y volviendo a meterme y viendo a la gente embarrarse. Vendían unos cubos de barro por 3 DJ, Rafa y José Antonio lo hicieron.
A mi al principio no me atraía mucho la idea pero luego cuando vi que lo podía coger yo misma directamente del mar, ya me animé era un barro no tan negro como el que vendían, era de un color verdoso o grisáceo como podéis ver en la foto, pero el que yo me puse si que es seguro del Mar Muerto pero el que vendían tan negro no se de donde lo habrían cogido.  Era increíble cómo se quedaba la piel superfina y suave.
 
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Esperando a que se me secara el barro.

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Rafa y José Antonio embarrados

La playa, como era privada, supuestamente estaba acotada por una valla pero como el mar se va consumiendo y baja a bastante velocidad, la valla ya se había quedado corta con lo cual podíamos pasar perfectamente al otro lado (aunque de vez en cuando se oía una voz gritar que saliéramos de allí).
En ese lado menos pisoteado y explotado  había piedras de sal preciosas y los sedimentos de sal que se habían quedado adheridos a las ramas como están las fotos de abajo, así como mucho barro más cómodo de coger, fue ahí donde tomé mi barro (imagino que esa es la razón por la que no nos dejaban pasar para no quietarle el negocio).
 
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Ramas recubiertas de sal en el Mar Muerto

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Ramas recubiertas de sal en el Mar Muerto

El tiempo pasó muy rápido y fue una tarde divertida y de relax de tanta piedra del día anterior y por la mañana. Fue estupenda la experiencia, a mi particularmente me encantó.
Después de ir a los vestuarios, entregar las toallas y recoger la fianza, nos tomamos un te en la terraza a esperar que se pusiera el sol para reunirnos con el grupo y creo que nos salieron muy bonitas las fotos de la puesta de sol ¿no?
 
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Puesta de sol en el Mar Muerto

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Puesta de sol en el Mar Muerto

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Puesta de sol en el Mar Muerto

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Puesta de sol en el Mar Muerto

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El grupo "Tribu de Isbilia" como nos hacíamos llamar, foto de recuerdo antes de marcharnos del Mar Muerto

Ya de vuelta a Amman, paramos en la tienda que nos había dicho Nizar y efectivamente eran los mismos productos a un precio mucho mas barato y si encima sabías regatear un poco, sacabas algún artículo más. Además de cosméticos del Mar Muerto tenían muchos otros artículos de artesanía muy bonitos.

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