25 jul 2017

JAPÓN. CAPÍTULO X: KIOTO / 07.07.2017

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KIOTO


Kioto es una ciudad diametralmente opuesta a Tokio, mucho menos bulliciosa, más tradicional, donde aún en nuestros días, la ceremonia del té sigue siendo una costumbre.



Es una ciudad muy bonita y armoniosa, con sus miles de templos y santuarios, ya posean pagodas, torís o maravillosos jardines. 

Por sus calles asomando casas de madera, pasean las geishas y también muchas japonesas vestidas con sus trajes tradicionales, porque aunque hay algunos hombres, principalmente son ellas, las que nos encontramos por todas partes, no sólo en los lugares turísticos sino que van a trabajar con sus maletines vestidas con sus kimonos. 


Hay muchas bicicletas, pero pocos carriles bici, a veces hasta peligrosas, hay que tener cuidado al salir de un establecimiento porque pueden ir a toda velocidad.



Nosotros decidimos alojarnos en la zona de la Estación de Kioto. Para moverte por esta ciudad lo mejor es el autobús, no tiene tantas líneas de metro.


Nosotros, al ser cuatro, descubrimos que lo mejor era desplazarse en taxi, ya que el metro o autobús no es barato, se pierde mucho tiempo en desplazamientos, te aseguras de no equivocarte, ganas en tranquilidad y sobre todo por el calor tan insoportable. Si sois cuatro os sorprenderéis que el taxi no es tan caro como a priori parece o la pequeña diferencia puede compensar con creces.


Viernes 07/07/2017

Desayuno en la cadena de cafeterías-pastelerías francesas “Délifrance”, junto al hotel.



Tomamos el Metro (Karasuma Line) hasta Madegawa Station, a pocos metros de aquí teníamos la entrada a la primera visita del día: El Palacio Imperial.


PALACIO IMPERIAL


La entrada al Palacio Imperial, conocido como Gosho, se realiza por la Seisho-mon, en la parte oeste del recinto. El Palacio está dentro de los Jardines Gyoen, los cuales se pueden visitar también libremente pues el recinto está abierto al público sin ningún control previo. 



Este recinto amurallado, aunque ya no se utiliza como residencia oficial del emperador, no se permite la entrada ni en los pabellones ni en los jardines, su visita es sólo exterior, con ello sin duda todo se mantiene en perfecto estado pero a la vez resulta algo artificial.




El Palacio original se construyó en el 794 y fue sustituido en numerosas ocasiones tras quedar destruido por el fuego. El edificio actual, en una ubicación diferente y más pequeño que el original data de 1855. El lugar aún acoge ceremonias de entronización de los nuevos emperadores y otros actos oficiales.
Actualmente se puede acceder al libremente tras un minucioso registro de equipaje, entregan una tarjeta que se lleva colgada durante todo el tiempo de la visita, de aproximadamente una hora de duración, por una ruta definida circular que termina en el mismo lugar que comenzó.

A mi particularmente lo que más me gustaron fueron sus jardines. Considero que si no tenéis mucho tiempo en Kioto, esta es una visita prescindible, podéis optar por el mucho más bonito Castillo de Nijo-jo.













Entrada al salón principal Shishinden, lugar donde está el trono del Crisantemo.





























Los Jardines


















Caminando por la larga calle Karasuma dori y Nijo dori, a unos 2,5 kms. del Palacio se encuentra el Castillo de Nijo.

Antes nos paramos en un Santuario Sintoista, frente al Palacio Imperial,  porque nos llamó la atención sus muros exteriores, repletos de estas pinturas y entramos a este pequeño y bonito templo donde no podía faltar su lavatorio de purificación bastante original, con un cerdito.









Curiosidades que nos vamos encontrando por el camino y así nos entretuvimos tanto que llegamos al castillo a las 13 horas....





CASTILLO DE NIJO


    El castillo de Nijo, literalmente “castillo de la calle dos”, es una de las construcciones más espectaculares de Kioto y un perfecto ejemplo de la arquitectura de los ‘castillos palacio’ del Japón del periodo Edo.

    Fue construido en 1603 como residencia oficial de leyasu, primero del clan Tokugawa. El estilo es deliberadamente ostentoso para demostrar el poderío de Leyasu, por encima del emperador. Para protegerse contra las traiciones, incluye suelos "ruiseñor" (que crujían a cada paso, alertando de la presencia de extraños) y garitas secretas de vigilancia.
    Foso que rodea el castillo


    Primera puerta de entrada al castillo



    El recinto está dotados de muy buenos servicios, tiendas, cafeterías, baños, et. Antes de la visita, nos paramos a tomar un café que venía acompañado con unas galletas de te verde, son típicas de Uji, si vais a Nara o Uji no olvidéis comprarlas, están exquisitas.


    Atravesada la majestuosa puerta Kara-mon, se entra en el Palacio de Ninomaru, (literalmente, segundo círculo de defensa), donde se encontraba la residencia y las oficinas del shogun durante sus visitas a Kioto, compuesto de 5 edificios con numerosas cámaras.


    La Oihroma Yo-No-Ma (cuarta cámara) contiene unos espectaculares paneles pintados. 
    Puerta Kare-mon











    Tercera puerta de acceso a los edificios del castillo.



    Turismo local, chicos y chicas ataviados con sus trajes tradicionales.


    Esta foto que os pongo a continuación la tomamos en la puerta del Castillo, es para poner los paraguas de bastón, me pareció algo muy curioso pero me llamó la atención en Japón dado el escaso índice de robo en ese país y donde en otro lugares del mismo Kioto tienen paraguas en las puertas de los comercios para uso del público que lo necesite y entregue en otro establecimiento cuando ya no sea necesario. Será por los turistas....


    Preciosos los zócalos dorados de la puerta Kare-mon





    La principal atracción del palacio Ninomaru son las salas de tatami, con techos y puertas correderas de estilo japonés bellamente decoradas y los suelos que, al pisarlos, emiten sonidos similares al canto del ruiseñor y que a su vez, servían como medida de seguridad ante visitantes no deseados.


    Lástima que no nos permitan hacer fotos de su interior.



    Sus jardines también son muy bonitos,  obra del maestro del té y paisajista, Kobori Enshu.















    Algunos de los edificios dentro del recinto



    Eran algo más de las 15:00 horas cuando terminó nuestra visita al Castillo Nijó, nos habíamos pasado con creces del horario normal de comida, como nos dirigíamos al centro, zona de Sanjo dori, nos paramos a comer en el camino, en el primer restaurante que encontramos (no recuerdo el sitio exacto), sin ninguna referencia, y fue todo un acierto, comida exquisita.



    Y además con cartel en español...

    • Paseo por la larga y estrecha calle Sanjo repleta de pequeñas tiendas tradicionales. 
    • Café en una diminuta y coqueta pastelería francesa llamada “Tous les Deux”, servido en preciosas tazas de porcelana. Está en calle Sanjo haciendo esquina con Shi Machi dori.




    Continuación por la calle Sanjo pasando por la puerta del Museo de Kioto y disfrutando de la arquitectura del periodo de Meiji y Taisho.














    Seguimos callejeando hasta el Mercado de Nishiki (Nishiji Ishiba o Mercado de los brocados).


    Mercado de Nishiki. Inmenso mercado que abarca 5 manzanas (390 m). Picoteo de pinchos. Nosotros lo comenzamos a la altura de la calle Sakai-machi hasta el final, al lado del santuario sintoísta Nishiki Tenmangu. 







    No pudimos pasar de largo sin probar algunas de sus tapas, esos pulpitos de la foto estaban exquisitos.




       





    Callejeando entre las calles donde se encuentran la mayoría de los centros comerciales y grandes almacenes, llegamos a través de uno de sus puentecitos atravesando el pequeño canal (río Tukase), a la calle Kiyamachi Dori. 



        

    Por fin llegamos a la famosa calle de Pontochó (barrio de las Gheisas) 600 metros de largo y 5 metros de ancho, repleta de tiendas, restaurantes, bares, casas de té y casas de geishas, con sus aún más estrechas callejuelas perpendiculares que unas tienen salida a la siguiente calle paralela y otras son un callejón sin salida. 



     

    Bonita decoración de la calle Pontochó y sus locales










    Al final de Pontocho salimos al puente Shijo dori que cruza el río Kamo, donde en la esquina se encuentra el bonito edificio del Restaurante chino Toh ka Sai Kan.

     
    Vista de las terrazas que dan al río de los restaurantes de la calle Pontocho. 





    Foto al monumento a la Gheisa que está al final del puente a la izquierda junto a la bajada de la estación Gion-Shijo. 

    Paseo a lo largo de la calle Shijo dori, con soportales llenos de farolillos y tiendas de productos típicos japoneses. 





    Casi al final de la calle Shijo dori, tomamos a la derecha para pasear por la emblemática calle Hanamikoji dori y el punto neurálgico de uno de los barrios más populares de la ciudad: el barrio de geishas de Gion.

    Las siguientes fotos nos muestran otra de las muchas y muy bonitas tapas de alcantarillado decoradas y la 2ª foto Cartel de información al entrar en el barrio de las geishas, donde no es necesario saber ni japonés ni inglés para entender su significado.


    Paseamos por la muy turística calle Hanamikoji dori, donde todos los foráneos vamos mirando a cada casa a ver si encontramos alguna geisha, no es tan fácil, quizás a otra hora...



    Íbamos a cenar por la zona pero no nos convencieron sus  restaurantes, así que tomamos un taxi y nos fuimos al barrio de nuestro hotel, donde también había muchos restaurantes.

    Calle Hanamikoji dori











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