17 nov 2018

VIAJE DE 6 DÍAS AL NORTE DE ESPAÑA. CAPÍTULO I - SEVILLA-GUMIEL DE IZAN(Burgos)-VISITA DE BODEGAS PORTIA, COMIDA EN CASTILLO DE IZÁN Y VISITA Y ALOJAMIENTO EN LOGROÑO.


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CAPÍTULO I - SEVILLA-GUMIEL DE IZAN(Burgos)-VISITA DE BODEGAS PORTIA, COMIDA EN CASTILLO DE IZÁN Y VISITA Y ALOJAMIENTO EN LOGROÑO.

LUNES 12/11/2018


Salida de Sevilla temprano directos a Gumiel de Izán, donde se encuentran las Bodegas Portia, en la cual habíamos hecho reserva para su visita guiada a las 13:00 horas.




Las Bodegas Portia se encuentran en la Carretera N1, km 170, 09370 Gumiel de Izán, Burgos, en plena Ribera del Duero burgalesa.

La visita es una experiencia sensorial completa que comienza por su propia arquitectura de vanguardia, ya que se trata de la única bodega del mundo diseñada por el prestigioso arquitecto, Norman Foster. Además, en el momento en que nosotros las visitamos acogía la exposición "Del mar a las Estrellas", del escultor granadino José Manuel Robles.

Precio:  12.00€ adultos, 5€ menores de 18, gratuito hasta los 8 años.

Incluye:  Cata de dos vinos y aperitivo, con mosto para los menores de 18 años.

Horarios: Lunes a viernes: 11:00, 13:00 y 16:30 horas.

Fines de semana y festivos: 11:00, 12:00, 13:00 y 17:00 horas.

La duración de la visita es de una hora y media aproximadamente.

Era tan diáfana y estaba todo tan aséptico que no parecía una bodega, nada que ver con las tradicionales donde desde la distancia ya puedes oler a vino y se aprecia la antigüedad de sus paredes, techos, barricas y decoración.

Bodegas Portia














  

  


  












  



























Terminada la visita, era la hora de comer, podíamos haberlo hecho en el propio restaurante de la bodega, pero al ser día de diario no tenían un amplio menú además de ser un poco caro. 


Teniendo en cuenta lo bien que se come por aquellas tierras en cualquier parte, optamos por elegir algo fuera.

Buscando en Google nos indicó, con buena calificación, el Castillo de Izán, por cercanía (menos de 2,5 kms. a 5') y nosotros que lo habíamos visto a la ida y pensábamos que era otra bodega, nos quedamos sorprendidos cuando nos enteramos de que era un restaurante y que comeríamos en él.

Fantástico lugar por su espectacularidad, decoración pero sobre todo por su buena comida con un menú a un precio económico.



Restaurante El Castillo de Izán

















Terminados de comer, nos dirigimos hacia Logroño, donde teníamos reservado nuestro alojamiento para esa noche. 


Unos 200 kms 2 horas de viaje. 

Hotel NH Logroño   en Avda.Club Deportivo 



Una vez realizado el checking, nos fuimos caminando hacia el centro.


Paseamos por su principales calles céntricas: Calle Chile, Gran Vía Juan Carlos I, Daniel Trevijano y nos adentramos en su Casco Antiguo: Calle Bretón de los Herreros, calle Sagasta hasta llegar a la calle Portales, donde se encuentra la Catedral. Suerte que aún estaba abierta y pudimos entrar a visitarla. 

Logroño es una ciudad que yo no conocía y que me sorprendió gratamente, lástima que sólo íbamos a estar esa tarde y en la fecha que era, oscurece tan pronto que no pudimos ver todos sus edificios y monumentos con la luz del día. Cierto que yo siempre digo cuando voy a una ciudad que hay que verla de noche y de día, pero si sólo puedo elegir una, preferiblemente el día. 

Catedral de Logroño

   







Al salir de la Catedral, tomamos la calle Portales de nuevo hasta salir a la Glorieta del doctor Zubía y el bonito Paseo del Espolón, volvimos a adentrarnos en el casco antiguo para esta vez para buscar la famosa calle Laurel , para tomar nuestras tapitas y como no, con un buen vino de Rioja que para algo estábamos en una de las mejores tierras de vinos de España.


Ya en la calle Laurel, como no teníamos referencias de ningún bar en concreto, sólo buscamos uno que había visto hacía pocos días en una programa de televisión y cuya especialidad eran los champiñones.


Estaba justo en una bocacalle a la derecha de la calle Laurel, creo que se llamaba Travesía de la Calle Laurel y el Bar era Casa Soriano , entramos y efectivamente pedimos su famosa tapa de champiñones a la plancha con una salsa secreta, colocados sobre una rebanada de pan en un torre de mayor a menor y que estaban deliciosos, pero efectivamente, era la especialidad y única tapa que tenían.

Después fuimos paseando por Laurel y las aledañas sin saber muy bien donde entrar a tomar más tapas y lo hicimos en uno llamado "Pasión por ti" que a priori tenía buena pinta pero luego no quedamos tan satisfechos con la comida.

Tras esto nos fuimos caminando de regreso al hotel a descansar.



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